La aparición de este libro, reimpreso varias veces, constituyó un nuevo aporte en los estudios del pasado indígena de México. Señala, en efecto, una de esas grandes síntesis que las disciplinas de la cultura exigen cada cierto tiempo, para revisar conclusiones y verificar supuestos. Desde este punto de vista, La vida cotidiana de los aztecas puede considerarse como la obra que pone al día, ordenados, sistematizados y expuestos metódicamente y con elegancia, los resultados a que ha llegado la investigación sobre el tema.
El autor consideró indispensable situar el tema de estudio dentro del marco geográfico e histórico adecuado para su comprensión cabal, y por ello comienza por describir la ciudad, sus calles, sus templos y monumentos, los mercados, etc., y termina por estudiar la vida civilizada; es decir, utiliza todo aquello que rodea al hombre común, circunscribiéndolo pero dotándolo al mismo tiempo de los atributos que le son propios y que lo caracterizan como miembro activo de una cultura particular.
Jacques Soustelle ha investigado no sólo al individuo, sino que también se ha ocupado de las instituciones; el soberano y su consejo, el matrimonio, el sacerdocio, la propiedad, los tribunales; estudia a los funcionarios, los comerciantes, los guerreros, los esclavos, la plebe, los campesinos, el tributo, las ciudades aliadas y el papel que desempeñan, y aun llega a descubrir y destacar datos fundamentales tan precisos como son los necesarios para estimar el costo de la vida en Tenochtitlán. Para ello se vale de las numerosas fuentes indígenas y españolas, que combina y maneja con la soltura y destreza que sólo son propias del especialista.
Además, no todo es descripción. Soustelle tiene ideas propias acerca del mundo indígena. Con Spengler y Toscano cree, a diferencia de Toynbee, que la civilización azteca murió asesinada en la plenitud de su desarrollo; discrepa con Vaillant y con los arqueólogos norteamericanos en general que equiparan al Imperio azteca con las aldeas indígenas que existieron en el territorio de los Estados Unidos; cuenta a los aztecas entre los hombres privilegiados que han creado una cultura, situándolos así junto a sus semejantes de otros continentes, incluida Europa.